domingo, 27 de febrero de 2011

Lunes de la octava semana del tiempo ordinario

Hoy el Señor nos invita a la conversión, pero que trabajo le cuesta al joven rico, no por no querer al Señor sino por su resistencia a renunciar a lo que tiene y es que la conversión siempre pide un esfuerzo que no siempre estamos dispuestos a asumir.
Una segunda apreciación es que el Joven se va triste cuando desde paqueño cumplia, lo que nos recuerda que el cumplimiento de los mandamientos no es el fin al que debe aspirar el cristiano, sino el principio del que debemos de partir.

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