domingo, 10 de abril de 2011

Lunes V Cuaresma

Daniel 13, 41-62, Sal 22, Juan 8, 1 –11

Cuando éramos jóvenes decíamos: “Que Dios me libre de mis amigos, que de mis enemigos ya me libro yo”

“Los letrados y los fariseos le traen a una mujer sorprendida en adulterio.” Es el pecado más vistoso del evangelio de hoy, pero no el más grave. La mentira, la falacia, la simulación y la difamación, añadidas al odio, al rencor y el deseo de venganza de los que la presentan ante el Señor, son pecados mucho más graves, aunque más ocultos, porque incluso se visten con ropajes de ortodoxia.

Claro que con estas características, no está muy lejos de aquellas personas que tenemos tan cerca, algunos se llaman amigos, e incluso te sonrían por la calle, pero luego…, eso es otro tema, pero no deja de hacer complicada la vida de los demás, difícil la relación y casi imposible la confianza en los que te rodean, porque al final siempre termina en un no se… dicen, que han dicho, pero… yo no se, y tiran por tierra la reputación, la honestidad y el buen nombre de las personas.

Luego se arregla diciendo que los pueblos son así, pues así seguiremos, pero lo seguro es que así no nos convertiremos (en nada bueno, en malo seguro que sí, si es que se puede ser peor).

La critica y el chismorreo, es lo que jurídicamente se llama, injuria y difamación. 

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