lunes, 25 de abril de 2011

Martes Octava de Pascua

“¿Por qué lloras?”, dos veces se le pregunta a María Magdalena, preciosa la fortaleza de esta mujer que no se queda en la desolación, en la tristeza, en la desesperanza sino que pone todos los medios para superar ese momento de desconcierto: “dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré”. Entonces el Señor le llama por su nombre y María reconoce el Señor resucitado.

Seguro que al igual que la Magdalena nosotros también hemos empezado a poner los medios para salir de nuestros apoltronamientos después de esta cuaresma, comencemos a vivir de cara a Dios, deja de mirarte a ti mismo, olvídate, no te quieras tanto y quiere un poquito más al Señor, el ha resucitado por ti y tu todavía pensando en lo triste que es tu vida, soñando lo que podrías haber hecho si…, etc. Recuerda que una posibilidad no es una realidad, no vivas idealizando tus sueños, porque aunque en tus sueños siempre triunfes no dejan de ser sueños, despierta, resucita, vive la vida, equivócate y se valiente para corregir tus errores, sentirás la alegría y la satisfacción de la superación, no te imaginas lo maravilloso que puede llegar a ser la posibilidad de dirigir tu vida y si dentro de todo eso puedes descubrir que Dios es quien lo ha hecho posible, entonces ni te cuento lo que podrás llegar a hacer con tu vida.

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